[I] Sarah

Sarah se había ido y yo era la siguiente en la lista.

Ella creció muy alta y con manos muy grandes, así que el profesor Alois

le dijo que se marchara.

De todas maneras, a Sarah ya no le gustaba jugar con nosotros. Yo era

condesa, Clara y Luis eran barones, Sofía también, y los demás nos

llevaban regalos porque ellos no eran nada. ¡Era muy divertido! Pero a

Sarah nada le gustaba. Cuando no estaba en la habitación del profesor

Alois, se la pasaba llorando por cualquier rincón del orfanato. Le

decíamos que ella sería la princesa, pero ni así jugaba con nosotros.

Hoy yo tenía muchas ganas de jugar. Nos iban a llevar regalos los otros

niños, pero desde que se fue Sarah, el profesor Alois me observa más de

lo normal, y hoy me llamó a su habitación. Quizá se dió cuenta cuando

cambié el té de Sandra por pasto del jardín.

Normalmente el profesor no está tan furioso como ahora que me hace pasar

a su habitación. Sarah nos escondería y sabría que le pasa al profesor.

Sarah lo sabe todo, como cuando nos caíamos y nos curaba, o cuando nos

ayudaba con la tarea de matemáticas.

Pero Sarah se fue, y yo soy la siguiente en la lista.