top of page

[IV] Diana

Clara fue mi primer beso.


Estábamos sentadas en el jardín, junto a las rosas rojas. Pero ahora

Clara está rota y no la puedo arreglar. No puedo dejar de pensar cómo

podría romperlo a él. Y lo haremos ésta noche. Todos se pusieron de

acuerdo cuando Clara por fin nos dijo lo que había pasado ¡Clara es tan

valiente! Sarah y yo jamás dijimos nada de lo que nos sucedió.


Primero, buscamos madera en el cobertizo. El profesor ni se imagina lo

que tramamos, porque siempre hacemos juegos como éste, para construir

nuestro club y mejorarlo. Después buscamos un costal. Fue difícil

encontrarlo, pero era de mi tamaño. Todos tenían que memorizar su parte,

porque yo me había curado hace un día y el profesor me usaría de nuevo

ésta noche, a pesar de que dice que me estoy pudriendo más rápido de lo

normal. Y tiene mucha razón.


A las siete en punto nos encerró en su habitación. Se que el plan estaba

funcionando, porque a las siete y cuarto se escucharon gritos por toda la

casa, y por primera vez en mucho tiempo, no eran los míos.

Cuando el profesor Alois salió a ver qué pasaba, todos se escondieron en

el jardín. Yo salí tras de él. En el jardín sólo había un costal, el que

nos costó encontrar, que parecía húmedo y lleno. ¡Todo les había salido

perfecto!


Lo que nunca entendí es porque el profesor nos gritó a todos que éramos

unos monstruos. Se tiró junto al costal donde metieron a Sandra y se puso

a llorar.


Le dije que dejara de llorar. Le dije que sólo la rompimos, como rompió a

Sarah, a Clara y a mí. El trabajo final lo empecé yo, porque nadie quería

hacerlo y uno de los trozos de madera había quedado justo junto a mi. El

punto era romperlo, pero Clara soltó la mano de Luis, que la cuidaba, y

corrió a la cocina. Ni siquiera me di cuenta cuando le metió el cuchillo

al estómago y lo subió por todo su abdomen hasta la garganta.


Mi hermosa Clara, llena de sangre, manchando su hermoso vestidito blanco.

Guardamos todo en el mismo costal, que aventamos al lago que había detrás

del jardín del orfanato.


Al día siguiente volvió Sarah para cuidarnos. Nunca nos preguntó lo que

sucedió y jamás le dijimos nada.


Solo hicimos un pacto: nadie podrá volver a rompernos nunca.

Entradas recientes

Ver todo
Mäeve

Hace unos días, me uní al #OCChallengeMX, un reto en el que, cada quince días, y durante un año, realizaremos ejercicios para el...

 
 
 
[III] Clara

Todos están enojados conmigo. Todos menos Clara. Todos dicen que es mi culpa que se haya ido Sarah, porque ahora es a mí a quien el...

 
 
 
[II] Sandra

¡Sandra es tan irritante! No se por qué seguimos dejando que juegue con nosotros. Es fea, es tonta y es la hija del profesor Alois. Se...

 
 
 

Comments


bottom of page